martes, 14 de septiembre de 2010

LA NEOTENIA

LA NEOTENIA*

(Este apéndice es parte de una conferencia dictada por Humberto Maturana en el congreso de «Mitos, obstáculos y entrampes en el trabajo de la familia», mayo de 1994).

Los animales en general y los vertebrados en particular, se mueven en sus relaciones entre dos extremos: uno, en relaciones de respeto mutuo y total aceptación corporal en cercanía, y el otro, en relaciones de negación mutua en la dinámica de dominación y sometimiento. En los mamíferos el primero es usualmente más intenso y a veces confinado a la relación materno-infantil y al período de la infancia o del cuidado de las crías; el segundo es la manera usual de relacionarse en la vida adulta en un período que comienza en la edad de la reproducción. Los chimpancés se asemejan más a esta situación que nosotros los seres humanos, de modo que el ancestro común que compartimos con ellos no puede haber sido diferente de la forma mamífera usual. ¿Cómo se diferenció nuestro linaje?

Nuestra proposición es que los dos sistemas de linajes que dieron origen a los humanos y a los chimpancés, difirieron a través de la conservación de un énfasis diferente en las dos maneras mamíferas básicas de relación que acabamos de mencionar. Nosotros proponemos que los seres humanos somos el presente de un linaje que surgió definido a través de la conservación de la relación materno-infantil de aceptación mutua en la confianza y en la cercanía corporal de una manera que se extendió más allá de la edad de la reproducción, en un proceso evolutivo neoténico. Pensamos que los chimpancés son el presente de un linaje en el que el patrón mamífero básico total de relaciones interindividuales fue conservado con más énfasis en las relaciones de dominación y sometimiento que la original.

Que nosotros pertenecemos a un linaje o sistema de linajes con características neoténicas, esto es, con características propias de una expansión y conservación de la infancia en la vida adulta es, por supuesto, bien conocido por los biólogos.

De hecho, los biólogos enfatizan esto afirmando que muchas de nuestras características corporales se asemejan más a aquellas de los bebés chimpancés que a las de los adultos chimpancés. Lo que nosotros (los autores de este artículo) mantenemos, es que esta expansión de la infancia en la vida adulta ha implicado también la dinámica emocional, y que la conservación de la dinámica relacional amorosa de la infancia en la vida adulta ha guiado el curso de los cambios corporales y relaciónales que eventualmente nos han constituido como la clase de animales que somos como seres humanos: Los seres humanos somos animales cooperadores dependientes del amor en todas las edades. Los chimpancés no son el presente de una historia neoténica. Son el presente de una historia evolutiva en la que la vida adulta ha permanecido adulta, o aún, ha llegado a ser enfatizada y expandida en la infancia: Los chimpancés son animales políticos.

Esta diferencia entre nosotros —seres humanos— y los chimpancés, no son racionales, no pertenecen al dominio racional, pertenecen al dominio emocional. Ambas clases de linajes implican una expansión de la capacidad de consensualidad y por lo tanto, de la inteligencia, pero esta expansión tiene lugar en una vida centrada en la cooperación y la otra en la vida centrada en la competencia y la manipulación de las relaciones. Volvamos ahora al origen de lo humano.

* Neotenia:Persistencia, temporal o permanente, de las formas larvarias o juveniles en el transcurso del desarrollo de un organismo. De neo : nuevo, otro y tenia de tendere : extender

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